El presidente Marciano Salazar le grita airadamente a una maestra que formaba parte del grupo que asistió a la Audiencia por el asunto de la inseguridad en el municipio. Uno de los acuerdos resultados de la Marcha suscitada el viernes 13 de este mes fue la citada Audiencia, donde se citaría a los encargados de la seguridad en la Región: Marina, Militares, Seguridad Pública y demás organismos facultados para ello. A la cita llegaron "segundones" y el representante de Política Regional en esta zona, "nadie importante", según palabras de los asistentes.
El presidente municipal de Naranjos Amatlán fue prepotente y soberbio como siempre, pero aunado a esto se mostró afable y grosero gritándole a una de las maestras que asistieron que la marcha no había servido porque habían participado "invasores" sin hacer referencia a quiénes. La respuesta a tal descalificación de esas personas hizo que la maestra le enfatizara que todos los ciudadanos en Naranjos también están en peligro y pueden ser afectados por la delincuencia, a lo que el soberbio presidente le volvió a gritar manoteando que si ella era invasora y obligara a otros presentes a intervenir en defensa de la profesora.
Los miembros de la comisión discutieron con el presidente, quien perdió la cabeza y les gritaba faltándoles el respeto, mostrando su desvarío y su incapacidad para el diálogo. En vez de escuchar gritaba y ataca a las personas que consideraba sus enemigo sin fijarse que a quien le faltaba el respeto era una dama, a quien quiso regañar por considerarse omnipotente y que tiene el poder.
La maestra ofendida está indignada por el maltrato del presidente municipal, quien da patadas de ahogado al no poder hacer nada por la seguridad en el municipio y no ha sido capaz ni siquiera de convocar a los encargados de este rubro en la Región.
El presidente municipal está desatado y ya no mide consecuencias, porque para empezar la maestra es una ciudadana a la que debe respetar como a cualquier ciudadano, pero aparte es una dama, a quien debe, sin lugar a dudas, tratar con respeto y delicadeza. Cuando le gritas a una mujer quiere decir que ya no respetas nada y que no eres capaz ni siquiera de mostrar ecuanimidad en tiempos de presión, como lo son éstos.
Chano no debe defenderse de nosotros, debe defendernos a nosotros; no debe vernos a nosotros como enemigos porque criticamos su trabajo cuando los enemigos son otros y a ellos no les grita ni les dice nada, cuando a los que están dañando no les hace nada y hasta permite que operen libremente. No debe desquitar su coraje con las mujeres naranjenses sino contra los delincuentes que le están secuestrando, amedrentando y matando a su pueblo. A nuestras mujeres de cuidarlas, atenderlas como se merece y sobre todo respetarlas. Se le olvidó a Chano que a una mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa. He dicho.
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