El profe Chano, como se le conoce al presidente municipal de
Naranjos-Amatlán, Veracruz, es un caso preocupante de intolerancia en nuestro
país. Tal vez mucha gente piense que sólo es un presidente municipal y que no
pasa de ahí, pero ya vimos que sí paso de ahí en el caso de Ayotzinapa municipio
de Iguala, Guerrero; y mucho, tanto, que se ha vuelto un tema de índole
internacional.
El profe Chano es intolerante y vengativo. Es un dictador y así
lo ha demostrado. En la comunidad de Amatlán la gente lo "corrió" con
ofensas y mentadas de madre porque fue a ese pueblo a imponer su ley y abrir el
Auditorio acompañado de la Fuerza Pública sin tratar de abrirse al diálogo. Ya
lo he comentado en otro artículo, que violencia genera más violencia y más si
viene del presidente municipal que es a quien le corresponde protegernos como
ciudadanos.
El hecho anterior no es aislado. El profe Chano, con enemigos
por doquier, terminando una cabalgata en el municipio, fue a un campo de fútbol
que todos conocemos por La Marina, donde se lleva a cabo una liga de dicho
deporte, y entró a la fuerza y sin permiso a dicho espacio. El presidente llegó
a La Marina con todo y caballos y abusando del poder que le da la envergadura
presidencial del municipio entró, enfrentó a la comitiva del campo que se
negaban a que entraran, los insultó y con su proceder les dijo "aquí mando
yo". Nunca había escuchado expresiones en contra de un presidente como la
de "Ese viejo está loco", que me hicieron pensar en el ya tan
conocido presidente municipal de Iguala que mandó a matar a más de 43
estudiantes de la Normal de Ayotzinapa.
Algunas personas, panistas sobre todo, pensarán que exagero,
pero no. El profe Chano no sólo ha cometido los actos violentos y prepotentes
que he mencionado en las líneas anteriores, ¡no!, el señor presidente municipal
corrió a varios empleados sindicalizados del municipio sin importarle su
carácter de sindicalizados,
su antigüedad, su necesidad de trabajar y sus demás derechos labores, el señor
argumentó cínicamente y lo hizo público, que con el despido de esos
trabajadores se ahorrarían millones de pesos al año. El acto es violento y
brutal, porque se cierra al diálogo y hace que se lleve a cabo su orden de
despido, refugiándose ahora en la ley del municipio libre, que según él lo
faculta, como lo faculta despedir a auxiliares del Ayuntamiento si no se
disciplinan con él.
El profe Chano es un dictador que impone su ley a cualquier
precio sin importarle acuerdos políticos o sociales y eso es peligroso no sólo
para Naranjos-Amatlán sino para el Estado y para nuestro país. Alguien tiene
que detenerlo: el gobierno del estado, el gobierno federal, el congreso del
estado, los ediles del Ayuntamiento que hasta ahora no han hecho nada; o
nosotros, el pueblo, porque de seguir así no dudemos que termine como el
presidente de Iguala Guerrero: asesinando a sus opositores y destruyendo a sus
familias como sucedió es el caso de Ayotzinapa. El profe Chano debe comenzar a
dialogar con todos los sectores y dejar de imponer su ley. Debe de olvidarse
del rencor, la venganza y la prepotencia y debe ceder un poco para que el
municipio y sus habitantes se sientan nuevamente seguros. Debemos
detenerlo, si no terminará como el
alcalde de iguala José
Luis Abarca, quien mandó a asesinar a más de 43 estudiantes que no hicieron
nada malo, sólo oponerse a su mandato.
Cuitláhuac Chávez
Salinas
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