El tema sobre la matanza de Ayotzinapa es interminable. Nos hace remontarnos a masacres pasadas y vergonzosas que ha cometido el Estado en contra de su pueblo. No podemos olvidar la matanza de Tlatelolco en el año 68, que el Estado asesinó no sólo a 43 estudiantes si no a más de 5000 sin que hubiese castigo ni responsabilidad alguna contra él.
La barbarie que se vive en México es inusitada y vergonzosa, en el 71 el estado mexicano asesinó y desapareció a otros cientos de estudiantes sin que hubiera consecuencias para él. En esas dos terribles ocasiones el Estado hizo cómplices a la prensa y a políticos corruptos que según eran parte del Movimiento. Cualquier intento de subversión fueron acallados con balas o con dinero, ninguno de los activistas del 68 y del 71 se pudo resistir ante tales propuestas. Los jóvenes sobrevivientes de ese entonces terminaron en partidos de la izquierda o trabajando para el gobierno. Todo se calló y todo murió por un tiempo. El Estado. como siempre, no iba a permitir que unos jóvenes desestabilizaran el país, como no lo iba a permitir ahora con los estudiantes de Ayotzinapa.
José Luis Abarca, el supuesto actor intelectual de los asesinatos es vinculado a un grupo criminal de Guerrero, haciendo creer que el asesinato fue cometido por la delincuencia organizada. Eso no es cierto y lo sabemos todos. El asesinato fue cometido por el Estado porque los estudiantes han sido durante mucho tiempo un foco rojo para el gobierno y no sólo municipal y estatal sino para el federal, pues Enrique Peña Nieto no quería que se repitiera la historia de Lucio Cabañas en Guerrero.
Lo que estamos viviendo es un momento histórico complicado y una confusión absoluta, promovida por el gobierno de peña Nieto, quien nos ha tratado de hacer creer que fue el PRD el culpable de la masacre cuando lo han sido todos los partidos y todos los niveles de gobierno. Fuentes aparecidas en las redes sociales hablan de la participación del Ejercito Nacional en la detención y desaparición de los jóvenes estudiantes y esto ya no es responsabilidad de Abarca sino del estado Mexicano.
Enrique Peña Nieto y el Estado a su cargo son los culpables de la matanza de Ayotzinapa, matanza que no se atreven a reconocer porque son incapaces hasta de hacer eso. El Estado está tratando de encubrir algo más grande, que les afecta demasiado y ya no sabe qué inventar, qué decir, qué mentira contarnos. Los padres, como es lógico quieren escuchar que sus hijos están vivos y es natural, por eso el Estado permanece callado, alargando el sufrimiento de los familiares, para que no se desborde la inconformidad contra el gobierno de Peña Nieto.
Ayotzinapa es un ejemplo de la realidad del país, que los priistas han querido esconder desde que entraron nuevamente a gobernar, pero quieren tapar el sol con un dedo, porque el problema no está en el municipio de Iguala sino en casi todo el país. Los presidentes municipales, sean del partido que sean, son unos prepotentes y tienen vinculación con la delincuencia organizada. Pasa en Iguala, en todos los municipios de la Huasteca, donde yo vivo, y me atrevería a decir que en todos los municipios del país. El Estado está coludido con la delincuencia organizada y se ayudan mutuamente. La corrupción avanza y en México todo está podrido.
El Estado asesinó a los estudiantes de Ayotzinapa: Enrique Peña Nieto, los secretarios, Abarca, Aguirre, su esposa, el Ejercito Nacional, la Marina, la Policía Estatal, Federal y Municipal y todos los niveles de gobierno están de acuerdo para tapar este crimen. Ayotzinapa es México y refleja el nivel de gobierno que tenemos. El gobierno federal no puede decir que es un problema estatal o municipal si el se encarga de regular y supervisar los pasos de gobernadores, presidentes municipales y demás funcionarios en el país, cosa que el gobierno de Peña Nieto ha sido incapaz de realizar. En México vivimos en la impunidad total y sólo hay despidos, renuncias y castigos hasta que suceden las masacres, mientras tanto vivimos en el país donde no pasa nada.