LOS MESES ENCONTRADOS
(Reseña del libro Anuario de Mario Torres)
(Reseña del libro Anuario de Mario Torres)
Por Cuitláhuac Chávez Salinas
Abro el libro de Mario Torres,
escritor oaxaqueño de más de cuarenta años. Qué importa la edad, que importan
los años. Los que importan son los meses, porque ellos se repiten sin cesar
pero no vuelven. Mario Torres hace una introspección de los que llamamos meses
y descubre particularidades en ellos que no son las imágenes trilladas de
siempre: “la caída de las hojas”, “el frio de diciembre”, “las playas en el
verano”. El andar de Mario Torres es más profundo. Los recorre en y con la
memoria, los circunscribe y los encuentra posados en sí mismos. Es más, vive en
ellos por un rato y nos cuenta su fatídica experiencia.
Los meses son doce pero Mario
encuentra al año que los envuelve y le hace un poema. Lo halaga y después lo
desmiembras y lo hace pedazos, Se busca en él y se encuentra en los meses y
hace un anuario lleno de colorido. En el anuario se mezclan las imágenes
poéticas con las visuales, hasta el punto de no atreverte a decir cuál es cuál.
Llegas por un momento hasta olvidarte del poma, tan saturada es la imagen, que
no acompaña a l poema si no que es otro poema. La imagen te lleva al mes y te
regresa al año. Te mueres un instante como todo se muere y resucita a los tres
días como Jesucristo para decirte lo que se siente andar por el poema.
A mí me gustan todos los meses y me
gustan sus imágenes y sus colores, porque Mario Torres y Amador Montes le ponen
color a cada mes y le dan una textura especial a cada uno de ellos. Colores e
imágenes poéticas coinciden y se entrelazan jugando a ser uno mismo. Un juego
nadamás que se descubre con un mirada profunda y una lectura pertinaz.
A mí me quedan ideas específicas de
cada poema, que enero no es enero sino diciembre, que en febrero hay día para
regalar todavía, ya sea para morir o para vivir. De marzo me acuerdo del verde
y abril del tiempo: “¿Qué me das por este mes, si lo devuelvo a tiempo?, ¿Qué
me dan si lo devuelvo al tiempo?, qué me dan si les devuelvo el tiempo? Abril
es superlativo, trasgresor y llena de recuerdos. Cuando lees Abril te olvidas
de la imagen por completo y te urgen las palabras vertidas en recuerdos. Yo me
quedo con abril porque en él encontré todos los años. Pero es cuestión de
gustos, Mario Torres y Amador Montes te dan a elegir para que te quedes
estacionado también en el café de mayo o en el azul de agosto que transmite oración
y movimiento.
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